Lápices lectores de código de barras

Ante todo no deben confundirse con los lápices ópticos, que surgieron con los ordenadores domésticos, y que permitían "dibujar" directamente sobre la pantalla.

Un lápiz lector se basa, al igual que el escáner, en analizar la luz reflejada, en este caso de las líneas que aparecen en el sempiterno código de barras que aparece en casi cualquier objeto de consumo.
En estas barras verticales se encuentra codificado el país de procedencia, la empresa fabricante, el sector industrial y el artículo al que van adosadas. Este es un código numérico, en el que cada dígito se representa por el distinto grosor de las barras.
El instrumento lector, bien sea el lector láser de la caja de un supermercado o un humilde lápiz, al deslizarse sobre la etiqueta, detecta la luz reflejada o absorbida por las barras blancas y negras. respectivamente, obteniendo así la secuencia numérica.
El lápiz dispone en su extremo de un elemento emisor de luz y de un sensor óptico para efectuar la lectura. La aplicación de los lápices lectores se limita a los pequeños negocios que deseen informatizar las ventas, como por ejemplo librerías, farmacias, etcétera, para las que no resultaría rentable un enorme lector láser.
Para estos sistemas se encuentran disponibles los catálogos de productos en soporte magnético (discos de ordenador) para que el código de barras pueda ser interpretado.